EL SEXENIO ABSOLUTISTA (1814-1820): EL REGRESO DE FERNANDO VII
A finales de 1813, se firmó el Tratado de Valençay (diciembre de 1813) por el cual Napoleón devolvía la corona española a Fernando VII y retiraba sus tropas de España. Fernando VII había abandonado el país como un monarca absoluto pero ahora debía convertirse en rey constitucional. La regencia liberal comunicó a Fernando VII su obligación de jurar la constitución de 1812 y aprobar la legislación de las Cortes de Cádiz. Las cortes liberales intentaron que regresara directamente a Madrid, donde debía jurar la Constitución de Cádiz de 1812, ante los indicios de que el rey pudiera negarse. El rey no acudió directamente a Madrid, regresando por Cataluña, Zaragoza y Valencia. Al llegar a Valencia, 69 diputados absolutistas de las Cortes de 1813 (1/3 parte del total) firmaron y presentaron al rey el Manifiesto de los Persas (abril, 1814) donde criticaban las Cortes de Cádiz, y se mostraban a favor de la anulación de los decretos de las Cortes de Cádiz, la Defensa del Antiguo Régimen y la convocatoria de nuevas cortes. El general Elío, jefe del ejército de Levante, le ofreció en Valencia su ayuda para restituir la monarquía absoluta. Eguía, capitán general de Castilla la Nueva, ocupó Madrid Seguro de estos apoyos el rey da un Golpe de Estado mediante el Real Decreto de 4 de mayo de 1814 donde invalida y decreta «nulos y de ningún valor ni efecto» la Constitución y los decretos de las Cortes de Cádiz y anunció la vuelta al absolutismo. El 10 de mayo Fernando VII entraba en Madrid con el apoyo de la población al grito de «¡Viva el Rey! ¡Muera la constitución!». Fernando VII no fue un hombre inteligente, por lo que no supo comprender la grave problemática del país y se rodeo de ministros igualmente incapaces.
Las principales medidas del Sexenio Absolutista (1814–1820) fueron:
–Detuvo a los regentes Agar y Ciscar (elegidos por las Cortes y que habían ejercido la presidencia del país entre 1812 y 1814). Los principales dirigentes liberales (51) fueron detenidos o asesinados, mientras que solo algunos lograron huir hacia el exilio.
–Restablece los privilegios de la Mesta –tan perjudiciales para la agricultura– y el Régimen señorial (1814): los señores recuperaban sus privilegios y exenciones (incluido el de no pagar impuestos) además de sus tierras, edificios y derechos.
–Restauró la Inquisición, que se puso manos a la obra, delatando a los liberales y retirando cientos de publicaciones liberales.
–Anuló la libertad de prensa: cerró varias Universidades y periódicos.
–Se vuelve al sistema fiscal anterior. El ministro de Hacienda, Martín de Garay proyectó crear una única contribución pero dimitió en 1817 ante la violenta oposición entre todas las capas sociales. La situación económica era lamentable.
–La decadencia de la agricultura, fruto de 5 años de guerra y la crisis económica mundial.
–El inicio de la emancipación de las colonias americanas que era un amplio mercado que ayudaba a equilibrar la balanza comercial.
–La quiebra financiera: 850 millones de reales de gastos frente a sólo 650 millones de reales de ingresos y 12.000 millones de deuda pública.
Fernando intentó rehacer un país destrozado por la guerra. Sus gobiernos fracasaron uno tras otro. La oposición a Fernando VII no tardó en manifestarse. La burguesía liberal y las clases medias urbanas reclaman la vuelta al régimen constitucional. Muchos campesinos se niegan a la restauración del régimen señorial: volver a pagar rentas y tributos (el liberalismo también acabará defraudándoles). Entonces, los liberales buscan el apoyo del ejército descontento para derribar el Absolutismo. Así nace (en realidad el rey ya había recurrido al ejército para eliminar la Cortes de Cádiz) el militarismo o implicación de los militares en la política. Entre 1814 y 1820 se suceden varios Pronunciamientos Liberales frustrados cuyos inspiradores deben exilarse o mueren ahorcados: Espoz y Mina, famoso guerrillero en Pamplona (1814); Díaz Porlier en La Coruña (1815); Milans del Bosch en Valencia (1817); el general Lacy en Cataluña (1817) y el coronel Vidal también en Valencia (1819). Pese a su fracaso muestran el descontento general hacia el absolutismo. En 1820 triunfó, por fin, el Pronunciamiento del comandante Rafael Riego en Cabezas de San Juan (Sevilla, en el límite con la provincia de Cádiz) al frente de las tropas destinadas acabar con la sublevación americana.
El triunfo de Riego se debió a dos causas:
a) Apoyo financiero de las dos sociedades secretas o sociedades masónicas de Cádiz (asociaciones secretas de carácter progresista): El «soberano capítulo» (constituida por burgueses moderados como Javier Istúriz) y el «taller Sublime» (de carácter exaltado donde destacan Alcalá-Galiano o Mendizábal)
b) La concentración de tropas en Cádiz para sofocar la rebelión americana. Pero dichas tropas, reclutadas prácticamente a la fuerza, fueron situadas en varios puntos ante la epidemia declarada en San Fernando. El 1 de enero de 1820, el comandante Riego proclama en Cabezas de San Juan la Constitución de Cádiz. Los pueblos se van adhiriendo a la causa liberal y ante este inesperado éxito se organizan Juntas Revolucionarias en el resto del país.. La consecuencia fue que Fernando VII debe jurar la Constitución de Cádiz (9 de marzo de 1820) y convertirse en un monarca constitucional.

EL TRIENIO CONSTITUCIONAL 1820-1823
Fernando forma entonces el “gabinete de presidiarios”, constituido por liberales, muchos de ellos en prisión hasta la noche anterior. Los liberales, ahora en el poder, se escinden en dos facciones: moderados y exaltados.
1. DOCEAÑISTAS o moderados. En su mayoría habían participado en las Cortes de Cádiz. Eran propietarios, grandes comerciantes e industriales. Defendían la participación de la Corona en el proceso reformista, el sufragio censitario y unas cortes de doble cámara. Se trata de Martínez de la Rosa, Agustín Argüelles, Istúriz y Pérez de Castro. Gobernaron de 1820 a 1822, presididos por Martínez de la Rosa, (llamado «Rosita la pastelera» por su espíritu conciliador). Sus principales medidas fueron:
–La amnistía de los firmantes del Manifiesto de los Persas.
–La «Ley de reforma de comunidades religiosas» (1820): se suprimen los monasterios de algunas órdenes religiosas y los conventos y colegios de las órdenes militares de Santiago, Calatrava, Montesa y Alcántara.
2. Los VEINTEAÑISTAS o liberales exaltados. Jóvenes seguidores de Riego, entre los que destacan: el propio Riego, Quiroga, Mendizábal y Alcalá Galiano. Su lema era «Constitución o muerte«, es decir pretenden conservar íntegramente la Constitución de 1812 ampliando al máximo el liberalismo: el monarca debía limitarse a funciones ejecutivas. Defienden el Sufragio Universal masculino, Cortes de una sola cámara y libertad de opinión. Gobiernan entre 1822 y 1823, sus principales medidas fueron:
–Libertad de industria y abolición de los gremios, que restablecían los decretos de las Cortes de Cádiz de 1813.
–Supresión de los señoríos jurisdiccionales y de los mayorazgos. Sin embargo, los antiguos señores se convierten ahora en los nuevos propietarios y los campesinos en simples arrendatarios que podían ser expulsados si no pagaban sus rentas.
–La Reforma fiscal. Se trató de imponer una contribución única sobre la propiedad de la tierra. Pero no llegó a ponerse en vigor debido a la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis.
–La Política religiosa. Estuvo marcada por el anticlericalismo: se produjo la supresión de la Inquisición, expulsan a los jesuitas, redujeron el diezmo a la mitad, y pusieron en venta tierras de los conventos y monasterios de menos de 24 frailes. En un año, los 2000 conventos españoles se reducen al 50% De esta forma, pretendía rebajar la deuda pública y ganarse la confianza de los acreedores.
–Las Reformas militares. Se mejoran los sueldos del ejército y se reforzó la Milicia Nacional, un nuevo tipo de ejército formado por todos los ciudadanos cuya función era la defensa del sistema constitucional.
–La mayor libertad de opinión permitió el desarrollo de una potente prensa de signo liberal (La Avispa, El Patriota, El Vigilante Constitucional o el Sabañón) y junto a ellos de panfletos y hojas volanderas. Además, surgen las sociedades patrióticas, tertulias en las que se discutían los problemas políticos del momento, que tenían lugar en algunos cafés madrileños (La Fontana de oro, Lorenzini y el San Sebastián)
Estas reformas acentuaron la oposición del rey y los Absolutistas, que se manifestó en varios sentidos:
1. En 1822 se producen revueltas absolutistas en Cataluña, Navarra, Galicia y el Maestrazgo (comarca de Teruel y Castellón), es decir, en las futuras zonas carlistas y establecen su propio gobierno: la Regencia de Urgell (Lérida, 1822–23).
2. El rey paralizó todas las leyes que pudo, recurriendo al derecho de veto y, sobre todo pidió de forma secreta el apoyo de las potencias absolutistas europeas para recuperar su poder absoluto. Así, en el Congreso de Verona (octubre de 1822), la Santa Alianza decidió el envío de un ejército de 100.000 soldados (los Cien mil hijos de San Luis) al mando del duque de Angulema que, apoyados por 35.000 voluntarios realistas españoles, derrotan casi sin lucha a los liberales. Había fracasado el segundo intento de revolución liberal en España (el primero fueron las Cortes de Cádiz).

LA DÉCADA ABSOLUTISTA O DÉCADA OMINOSA (1823–1833)
Desde 1823 hasta su muerte, Fernando VII gobernó otra vez como monarca absoluto. La vuelta al Absolutismo fue seguida, como en 1814, por una durísima represión contra los liberales. Cerca de 6.000 liberales fueron ajusticiados destacando Riego quien fue ahorcado. Otros 20.000 hubieron de exiliarse. Entre ellos escritores como Espronceda o políticos como Martínez de la Rosa. Estos liberales huyen en masa a Francia e Inglaterra desde donde continúan la conspiración contra el régimen absolutista, a la espera de su oportunidad. La vuelta al Absolutismo no fue idéntica a la de 1814. A partir de 1825 adoptó posiciones más abiertas: se ayuda de ministros del liberalismo moderados, como Cea Bermúdez, ministro de Estado, o López Ballesteros, ministro de Hacienda, y trató de alejarse de los absolutistas más radicales. Pero la mayor preocupación de Fernando VII durante este período fue el problema económico, agravado con la pérdida definitiva de las colonias americanas. El país queda sumido en una grave crisis deflacionaria (poca moneda circulando y muy difícil de adquirir: se favorece el trueque y se dificulta el comercio, que se reduce y con ello toda la actividad económica).
En política económica destacó:
–La reforma económico–fiscal del ministro López Ballesteros (1828): su mayor mérito fue la creación de los Presupuestos generales del Estado con la doble partida de ingresos y gastos. También suprimió el Banco de San Carlos (que había caído en quiebra desde 1804), creando en su lugar el Banco de San Fernando. Promulgó el Código de comercio que reguló la creación de Sociedades Anónimas y en 1831 la ley de Bolsa. Pocos meses después se creó la primera bolsa española: la Bolsa de Madrid.

EL FINAL DE LA DÉCADA ABSOLUTISTA. LA DOBLE OPOSICIÓN
–Levantamientos LIBERALES, como el del general Torrijos en Málaga (1831), fusilado junto a sus compañeros, o la ejecución de Mariana Pineda, viuda de un terrateniente de Granada que fue detenida por bordar en una bandera la leyenda «Ley, libertad, Igualdad» suponiéndose destinada a alguna conspiración liberal. Murió en el garrote vil. El rechazo del pueblo la convirtió en heroína de la causa liberal.
-Levantamientos CONSERVADORES, de «realistas puros» o ultraderechistas que acusan a Fernando de transigir demasiado con los liberales. El más importante fue la Guerra de los Agraviados de Cataluña (1827) o «Movimiento de los Malcontents», considerado la primera manifestación del Carlismo. En realidad obedeció al malestar de los terratenientes por las revueltas del campesinado humilde de la montaña que ataca a parte del clero, tras ver frustrado la desamortización del Trienio Liberal. Forman una Federación y escriben el llamado «Manifiesto de los realistas Puros» (1827), pidiendo el retorno a los fueros tradicionales y la sustitución de Fernando VII por su hermano el infante Don Carlos María Isidro. El propio rey viajó a Cataluña. La sublevación fue sofocada sin dificultad y sus dirigentes ejecutados. Desde entonces, los absolutistas apoyan a su hermano, el príncipe Carlos María Isidro.
En esta situación se desencadenó una crisis sucesoria. Fernando VII se casó en 1829 con su sobrina María Cristina. A los pocos meses se quedó embarazada y para asegurar el futuro gobierno de su hijo/hija (no sabía lo que era) publicó en 1830 la Pragmática Sanción, que cancelaba la Ley Sálica de 1713. La Ley Sálica impedía gobernar a las mujeres siempre que hubiera un varón en línea directa o colateral. En octubre de 1830 nace Isabel y el rey tuvo una crisis de salud, lo que fue aprovechado por los Carlistas para que anulara la Pragmática Sanción, fueron los Sucesos de la Granja. El rey se recupera y vuelve a poner en vigor la Pragmática Sanción, Carlos huyó a Portugal. El 29 de septiembre de 1833 moría Fernando VII e Isabel, con solo dos años fue proclamada reina.
Preguntas frecuentes para practicar
Fernando VII fue el rey de España en tres etapas: el Sexenio Absolutista (1814-1820), el Trienio Constitucional (1820-1823) y la Década Ominosa (1823-1833). Durante su reinado restauró el absolutismo en 1814, fue obligado a jurar la Constitución de Cádiz en 1820 tras el pronunciamiento de Riego, y volvió al absolutismo en 1823 con la ayuda de los Cien Mil Hijos de San Luis. Su reinado estuvo marcado por la represión de los liberales y por problemas económicos y políticos.
·Sexenio Absolutista (1814-1820): Restauración del absolutismo y represión de los liberales.
·Trienio Constitucional (1820-1823): Gobierno liberal tras el pronunciamiento de Riego.
·Década Ominosa (1823-1833): Retorno al absolutismo con apoyo de los Cien Mil Hijos de San Luis, represión de liberales y crisis sucesoria.
·Restauró el absolutismo en 1814.
·Fue obligado a aceptar la Constitución de Cádiz en 1820.
·Volvió al absolutismo en 1823 con el apoyo de los Cien Mil Hijos de San Luis.
·Publicó la Pragmática Sanción en 1830, asegurando el trono para su hija Isabel y dando origen al conflicto carlista.
·La restauración del absolutismo en 1814.
·La represión contra los liberales.
·El Trienio Constitucional (1820-1823) con reformas liberales.
·La intervención de los Cien Mil Hijos de San Luis en 1823.
·La crisis económica y la pérdida de las colonias americanas.
·La crisis sucesoria que llevó a la Primera Guerra Carlista.
Fernando VII fue llamado «el Deseado» porque, durante la ocupación napoleónica de España (1808-1814), muchos españoles veían en él al legítimo monarca y esperaban su regreso como símbolo de la restauración del orden y la independencia frente a los franceses. Sin embargo, cuando recuperó el trono en 1814 y abolió la Constitución de Cádiz para restaurar el absolutismo, la percepción sobre él cambió, y pasó a ser visto por los liberales como un monarca represor.
La etapa liberal del gobierno de Fernando VII se denomina Trienio Constitucional (1820-1823). Tras el Pronunciamiento de Riego, el rey se vio obligado a jurar la Constitución de 1812 y gobernar bajo un sistema constitucional. Se formó un gobierno liberal dividido entre moderados (doceañistas) y exaltados (veinteañistas), que impulsaron reformas como la abolición de la Inquisición, la eliminación de los gremios y la reducción del poder de la nobleza y el clero. Sin embargo, la oposición absolutista y la intervención de los Cien Mil Hijos de San Luis en 1823 pusieron fin a esta etapa y restauraron el absolutismo.