El Sexenio Democrático fue el primer intento de establecer en España una democracia basada en el sufragio universal masculino. Esta etapa comienza con el destronamiento de Isabel II y termina con la proclamación de su hijo, Alfonso XII como rey de España. En estos años se suceden varios modelos políticos: una regencia, una nueva monarquía, una república y finalmente la restauración borbónica.
LA REVOLUCIÓN DE 1868 Y EL GOBIERNO PROVISIONAL
La revolución de 1868 se conoce como La Gloriosa o Septembrina. Se inició en Cádiz tras el pronunciamiento del almirante Topete apoyado por Prim (progresista) y Serrano (unionista). Las causas de la revolución tenían su origen en la crisis del sistema político, la crisis económica de 1866 y la impopularidad de la reina. Los sublevados expresaron sus ideas en el Manifiesto España con honra, en el que se proclamaba la expulsión de la reina y el establecimiento de un Gobierno Provisional que establecerá el sufragio universal, la abolición del servicio militar ‘’Quintas’’ y la elaboración de una nueva Constitución. La revolución se extendió a numerosas ciudades españolas y obtuvo amplios apoyos populares.
Los demócratas formaron Juntas Revolucionarias. Las tropas de la reina dirigidas por el Marqués de Novaliches fueron derrotadas en la batalla de Puente de Alcolea (Córdoba). Isabel II se exilió a Francia.
El gobierno provisional que surgió de la revolución estuvo constituido por los partidos que habían aceptado el Pacto de Ostende, 5 ministros progresistas y 4 unionistas, se quedaron fuera los demócratas. El gobierno fue presidido por Serrano y sus primeras medidas fueron la disolución de las Juntas Revolucionarias locales, el desarme de Los Voluntarios de la libertad (milicia progresista surgida tras la revolución). Pero las más importantes fueron las dictadas por Laureano Figuerola en materia económica: creación de la peseta, legislación minera (permitía la inversión extranjera) y la imposición de un arancel librecambista. El gobierno provisional convocó elecciones a Cortes Constituyentes, primeras celebradas por sufragio universal masculino para mayores de 25 años. Unionistas y progresistas querían una monarquía democrática, los demócratas se dividieron entre los que apostaban por una monarquía democrática con sufragio universal (cimbrios) y los que querían una república federal (Francisco Pi y Margall, Emilio Castelar y Estanislao Figueras). Finalmente triunfó la opción monárquica. En las elecciones a Cortes Constituyentes triunfaron los progresistas, unionistas y demócratas cimbrios, decidieron buscar un nuevo rey que no fuese Borbón, el general Prim fue el máximo defensor de ello. A la derecha estaban los carlistas y los liberales moderados que apoyaban la vuelta del Borbón y eran conocidos como alfonsinos. Desde 1873 su líder fue Cánovas del Castillo.
LA CONSTITUCIÓN DE 1869
Tenía 112 artículos y 11 títulos y estaba muy influenciada por la Constitución estadounidense de 1787 y la belga de 1831. Ésta era la primera con principios democráticos en la Historia de España. Sus valores más destacados fueron:
● Soberanía nacional y sufragio universal directo: votaban los varones mayores (+25 años).
● División de poderes: poder legislativo en dos Cámaras, Congreso y Senado. El Senado era elegido por sufragio indirecto; Poder ejecutivo, correspondía al monarca aunque ejercido por el gobierno “El rey reina pero no gobierna”; Poder judicial en los jueces.
● Amplia declaración de derechos individuales: libertad de culto, enseñanza, de reunión y asociación.
LA REGENCIA DE SERRANO Y LA BÚSQUEDA DE UN NUEVO REY (1869-70)
Tras aprobar la Constitución el general Serrano fue elegido para ocupar la regencia y el general Prim pasó a ocupar la jefatura de gobierno y la de guerra. Hubo dos problemas principales:

● La guerra de Cuba. Después del pronunciamiento de la Gloriosa, el terrateniente Manuel Céspedes lanzó el Grito de Yara y liberó a sus esclavos. Otros terratenientes le imitaron y poco después se sublevaron contra la dominación española. El monopolio comercial que ejercía España sobre sus colonias era una de las causas principales. Esta revuelta es conocida como la Guerra de los Diez Años (1868-78).
● Insurrecciones populares y republicanas. Ya desde 1868 el desengaño político y la depresión económica provocaron varios levantamientos campesinos y ocupaciones de fincas en Andalucía. También en Andalucía, Cataluña y Valencia hubo sublevaciones de republicanos federalistas.
Prim se encargó de buscar un nuevo rey. Como candidatos estaban el duque de Montpensier (cuñado de la reina), el portugués Fernando de Coburgo y el alemán Leopoldo de Hohenzollern apadrinado por Bismarck, e incluso Espartero. El candidato elegido fue Amadeo de Saboya, hijo del rey de Italia Víctor Manuel II. La intervención de Prim fue decisiva para su elección y Amadeo I llegó a España en diciembre de 1870. Unos días antes Prim, su principal valedor, fue asesinado en la madrileña calle del Turco.
EL REINADO DE AMADEO I DE SABOYA (1871-73)
Tras la desaparición de Prim la monarquía amadeísta nació muy debilitada y sólo duró dos años. Contó con escasos apoyos, siendo considerado un rey intruso por los partidarios de los Borbón así como por los republicanos. Además los progresistas se dividieron en dos tendencias: el Partido Constitucionalista dirigido por Sagasta y, el Partido Radical encabezado por Manuel Ruiz Zorrilla. El segundo año la situación empeoró, los industriales y financieros estaban preocupados por el crecimiento del movimiento obrero y no creían en la capacidad del rey. El conflicto cubano se agravó y a este se le añadió la Tercera Guerra Carlista (1872-76) en País Vasco y Cataluña. Amadeo deseaba dimitir y lo hizo el 11 de febrero de 1873. Las Cortes en reunión conjunta del Senado y Congreso proclamaron la República.
LA PRIMERA REPÚBLICA (1873-74)
El 11 de febrero de 1873 el Congreso y el Senado proclamaron la República que duró hasta el 3 de enero de 1874. Esta carecía de apoyos políticos y se encontró con la hostilidad de todas las fuerzas conservadoras: carlistas, nobleza, militares y amplios sectores de la alta burguesía que sentían intranquilidad ante la nueva etapa. Tampoco sus partidarios tenían una visión común de lo que debía ser la República, para la burguesía intelectual el nuevo régimen debía traer democracia, derechos individuales y desarrollo económico, pero para las clases más humildes ésta debía apostar por reformas sociales más radicales. Los propios republicanos estaban divididos entre unionistas que defendían un Estado centralista y federalistas partidarios de un Estado Federal. En apenas un año tuvo 4 presidentes distintos: Estanislao Figueras, Francisco Pi y Margall, Nicolás Salmerón y Emilio Castelar; concluyendo con la dictadura de Serrano de enero a diciembre de 1874.
El primer gobierno fue encargado a Figueras, su principal tarea era convocar unas Cortes Constituyentes para elaborar una nueva Constitución, con graves problemas estructurales: crisis de la Hacienda, levantamiento carlista en el norte y problema de Cuba. En las elecciones a Cortes Constituyentes de mayo de 1873 triunfaron los republicanos federales, Figueras dimitió y Pi y Margall fue su sustituto.
Segundo Gobierno de la República, de Pi y Margall. Surgieron diferencias entre los republicanos federales sobre los pasos a seguir en la construcción de la República. Los transigentes consideraban que lo primordial era conseguir el orden social para construir la República, los intransigentes creían que primero había que desarrollar la República y luego se alcanzaría el orden social. El 16 de junio una comisión de 25 miembros se unió para elaborar una Constitución cuya redacción se atribuye a Castelar. La lentitud en las reformas provocó una revolución política y social conocida como cantonalismo. Los cantones eran gobiernos territoriales o pequeños Estados independientes que se unirían libremente entre sí para culminar en un estado federal español. El levantamiento cantonalista se inició en Cartagena y se extendió a otros puntos de Murcia, Levante y Andalucía. Ante esto Pi y Margall se vio envuelto en una situación crítica, se negaba a reprimir la rebelión cantonal porque los sublevados no hacían más que seguir la doctrina que él mismo había defendido y, finalmente dimite el 18 de julio después de 37 días de gobierno. La Constitución nonnata de 1873 se organizaba en 117 artículos y una República Federada de 17 estados. Establecía un poder legislativo en manos del Congreso y Senado, el ejecutivo en el Gobierno y su presidente, el judicial en el Tribunal Supremo y, añadía un cuarto poder, el de Relación ejercido por el presidente de la República.
El tercer Gobierno fue el de Nicolás Salmerón que dio plenos poderes al ejército para terminar con el cantonalismo, destacando generales como Pavía y Martínez Campos. A comienzos de septiembre dimite al negarse a firmar dos sentencias de muerte de dos militares que se cambiaron al bando carlista.
El cuarto Gobierno, Emilio Castelar acentuó el giro autoritario que con Salmerón había dado la República. Suspendió las Cortes y varios derechos constitucionales, paralizó la Constitución e intensificó la lucha contra los carlistas, cantonistas e independentistas cubanos. El 2 de enero Castelar se presentó a las Cortes para defender su gestión y fue derrotado en una moción de confianza, las Cortes eran de mayoría federalista. Mientras se estaba votando un nuevo gobierno tropas del ejército y la guardia civil al mando de Pavía ocuparon el Congreso y desalojaron a los diputados (‘’Paviada’’).
De enero a diciembre de 1874 se desarrolló la República o ‘’dictadura’’ del general Serrano que siguió con la línea autoritaria de Castelar. El 1 de diciembre de 1874 Alfonso XII firmaba el Manifiesto de Sandhurst, redactado por Cánovas del Castillo donde garantizaba una futura monarquía dialogante y constitucional, respetuosa con algunos avances políticos logrados durante el Sexenio. Cánovas quería un retorno monárquico pacífico pero los generales Martínez Campos y Jovellar se pronunciaron el 29 de diciembre de 1874 a favor de la monarquía.
Preguntas frecuentas para practicar
El Sexenio Democrático fue un periodo de inestabilidad política que tuvo lugar en España entre 1868 y 1874. Se inició con la Revolución de 1868, conocida como La Gloriosa, que destronó a Isabel II, y culminó con la restauración de la monarquía borbónica en la figura de Alfonso XII. A lo largo de estos años se experimentaron distintos modelos de gobierno: un Gobierno Provisional, una regencia, la monarquía democrática de Amadeo I, la Primera República y, finalmente, una dictadura militar antes de la restauración.
Durante el Sexenio Democrático, tras la búsqueda de un nuevo monarca que no perteneciera a la dinastía Borbón, se eligió a Amadeo de Saboya como rey de España. Su candidatura fue defendida especialmente por el general Prim, quien desempeñó un papel clave en su elección. Amadeo I era hijo del rey de Italia, Víctor Manuel II, y llegó a España en diciembre de 1870. Sin embargo, su reinado fue breve y lleno de dificultades, ya que nunca logró consolidar un apoyo sólido entre las distintas facciones políticas del país.
Durante estos seis años, España vivió un periodo de gran inestabilidad política y constantes cambios en el modelo de gobierno. Tras el triunfo de La Gloriosa en 1868, se instauró un Gobierno Provisional, seguido por la regencia del general Serrano. Posteriormente, en 1871, se instauró la monarquía democrática con Amadeo I de Saboya, pero su falta de apoyo y la crisis política llevaron a su abdicación en 1873. A continuación, se proclamó la Primera República, que sufrió una fuerte fragmentación política y la falta de respaldo de sectores clave. Finalmente, en 1874, se estableció la dictadura de Serrano, que culminó con la restauración borbónica en diciembre de ese año.
En 1868 se produjo la Revolución de 1868, conocida como La Gloriosa, que marcó el fin del reinado de Isabel II. La revuelta comenzó en Cádiz con el pronunciamiento del almirante Topete, quien contó con el apoyo de los generales Prim y Serrano. Las tropas leales a la reina fueron derrotadas en la batalla de Puente de Alcolea, lo que obligó a Isabel II a exiliarse en Francia. Como consecuencia, se instauró un Gobierno Provisional que buscó reorganizar el país y sentar las bases de un nuevo sistema político basado en principios democráticos.
La Revolución de 1868 tuvo diversas causas que contribuyeron a su estallido. En el plano político, la crisis del sistema moderado y la corrupción del gobierno de Isabel II generaron un profundo descontento. En lo económico, la crisis de 1866 afectó gravemente a la población y aumentó la oposición al régimen. Además, la impopularidad de la reina, marcada por su favoritismo y el desprestigio de su corte, alimentó las ansias de cambio. Todo esto llevó a la formación de un movimiento revolucionario que buscaba el establecimiento de un nuevo modelo de gobierno.
La Revolución de 1868, también conocida como La Gloriosa, comenzó con el pronunciamiento del almirante Topete en Cádiz. El movimiento revolucionario se expandió rápidamente por el país y recibió un gran apoyo popular. Las tropas leales a la reina fueron derrotadas en la batalla de Puente de Alcolea, lo que precipitó la huida de Isabel II a Francia. Como resultado, se instauró un Gobierno Provisional que promovió reformas políticas y sentó las bases para un sistema más democrático.
En 1868, el país estaba gobernado por la reina Isabel II hasta que fue destronada tras la Revolución Gloriosa. A partir de entonces, se instauró un Gobierno Provisional presidido por el general Serrano.
El Gobierno Provisional fue la primera forma de gobierno tras la caída de Isabel II. Estuvo compuesto por progresistas y unionistas, mientras que los demócratas quedaron fuera. Su objetivo principal fue organizar un nuevo sistema político y preparar la convocatoria de elecciones a Cortes Constituyentes.
El Gobierno Provisional llevó a cabo diversas medidas para estabilizar el país tras la revolución. Entre sus acciones más importantes destacan la disolución de las Juntas Revolucionarias, el desarme de los Voluntarios de la Libertad y la creación de la peseta como moneda nacional. También promovió el sufragio universal masculino y la redacción de una nueva Constitución.
La Constitución de 1869 fue la primera con principios democráticos en la historia de España. Estableció la soberanía nacional, la división de poderes y una amplia declaración de derechos individuales, incluyendo la libertad de culto, de enseñanza y de reunión.
Se estableció el sufragio universal masculino para todos los ciudadanos varones mayores de 25 años, lo que supuso un avance en términos de participación política.
Durante la Primera República, que duró desde febrero de 1873 hasta enero de 1874, hubo cuatro presidentes: Estanislao Figueras, Francisco Pi y Margall, Nicolás Salmerón y Emilio Castelar. Cada uno tuvo que enfrentarse a una situación de crisis política y social que terminó por debilitar el régimen republicano.